miércoles, 16 de mayo de 2012

EN LA LABORAL


UNA ILUSION

A TI Y SOLO A TI (2-2-B)


Transcurre mi penosa y agria vida llena de desilusiones, pues dejo detrás del rayado y sucio cristal del autobús a las cosas más queridas y apreciadas por todos mis sentidos.

Una especie de lágrimas se resbalan sobre mi entristecida cara y van marcando un rió por el cual se deslizan todos los ratos; amargos y agradables a la vez; que, aunque hayan sido pocos, han pasado por mi niñez.

Las horas de un duro y fatigado viaje se consumen a travéss de la oscura noche, y en mi rostro van apareciendo los rayos luminosos que unos amigos ó compañeros han encendido con sus saludo y abrazos; con todo esto mi mente está confusa, no sabe el lugar que ocupan sus atenciones, si al lado de mis padres y hermanos ó al de mis compañeros; de pronto apareciste, como la lluvia caída del cielo, y algo que estaba invernando dentro de mí hizo su aparición de una manera tan espontanea que fui pasando por una especie de arco iris, cuyos colores se recalcaban más y más en mí.
Desde aquel momento cada vez que una distancia nos separa e intentas acercate ó lo haces involuntariamente, tus pasos hacen que los bombeos de mi corazón agiten a la sangre y ésta tome caminos contrarios a la flecha.

Cuando camino por entre los árboles oyendo el ruido musical de sus hojas secas, veo entre las ramas los trazos de la figura de una mujer; intento descifrar de quién se trata, tras una serie de dudas mis piernas se quedan inmóviles, tal vez intentando retroceder pero con unas inmensas ganas de avanzar por parte de mis deseos.
Quizás me has trastornado, me haces imaginar situaciones en las cuales una satisfacción, por la cual siempre he soñado, hace que mis ojos no se aparten de la mirada de los tuyos, pues, nos hablamos con ellos, las palabras son sordas, lo único que habla es el silencio.

Tus gestos, tus posturas, en una palabra tus movimientos, hacen que mis pensamientos se centren en ti en todo momento; es tan grande tu fuerza de atracción sobre mí que hace que controle tus pasos; por lo que cuento los míos para que nuestros caminos se encuentren y la figura de antes suspendida en el aire esté ahora a mi altura y además sea real.

Cuando existen diálogos entre mis amigos sobre ti, siempre maldiciéndote, estoy a su lado pero solo físicamente y con palabras contrarias a mis pensamientos, aunque todo lo hago para no hacer relucir lo que en realidad siento por ti.
A veces, cuando estoy tumbado en la cama, me hablo con realismo, me hago ver las cosas como son y el rostro vuelve a tomar una presencia llamativa, por lo que me pongo bocabajo y dejo caer las lágrimas que hace un momento estaban secas. Me digo: ¿en realidad no soy así?:

el niño que va acompañado de sus padre por la acera, cogido de una mano firme y segura.
De pronto sus ojos se detienen ante la presencia de un camión en un escaparate, éste es grande, de colores tan bonitos que resaltan entre los otros muchos juguetes que allí hay.

Al llegar a su humilde casa el niño se encuentra de rodillas, con su mano alargada y cerrando sus dedos para hacer la forma de aquél camión que se le gravó en su pequeña cabecilla, está girando sobre sí mismo, se está divirtiendo de lo lindo con aquél camión, al cuál no quiere apretar mucho por no deformarlo, simplemente deja sus huellas marcadas para poder saber que es suyo, de repente se queda estático, inmóvil, se mira a la mano y ve el hueco que hay entre sus dedos, su cara se queda pálida, su boca entreabierta y se da cuenta, porque a pesar de ser un niño tiene la suficiente capacidad, de que sus condiciones le impiden tener el camión preferido y que todo lo que estaba pasando era mera ciencia-ficción, y rompe a llorar.

Pienso que en todo esto hay algo más que una ilusión, algo que está empezando a nacer dentro de mí y que empiezo ahora a descifrar.

Migue Angel Torrijos González





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